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Mi opinión sobre este escrito.

A las autoras del artículo, Ángela Ramirez y Laura Mijares, no les gustan las palabras de Najat el Hachmi sobre la opresión de las mujeres en cualquier lugar del mundo.

Opresión que se concreta en su situación económica, en sus dificultades para sobrevivir incluso en el mundo más desarrollado, en su falta de acceso a la educación, en su estigma de inmigrantes y en la presión de los llamados valores culturales que son en realidad imposiciones de tipo religioso y ejercidas solamente a una parte de la población: las mujeres procedentes de los países musulmanes.

Estoy hablando del velo, del hijab, de la abaya o cualquier otro símbolo religioso que no son prendas de vestir sino señas de esa identidad llamada cultural , simple imposición patriarcal, porque sencillamente son mujeres y la marca ha de quedar patente y visible.

Esto les ocurre también aquí a pesar de que las leyes de este país no obligan a nadie a llevar dichas prendas de manera obligatoria pero para ello esta la comunidad de origen, la salvaguarda identitaria.

La educación es un derecho humano para todo el mundo y el laicismo precisamente es de carácter universal . En las instituciones debe practicarse la absoluta neutralidad , lo cual significa que lo religioso pertenece al ámbito estrictamente personal, por lo tanto no es el lugar para los símbolos de ninguna religión.

La escritora catalana habla de su experiencia personal reivindicando la educación que obtuvo y como esa herramienta esencial le sirvió para romper ataduras y llegar a adquirir la libertad de conciencia, piedra angular del laicismo.

Finalizo recordando que el laicismo igual que el feminismo no necesita ningún adjetivo. Es de carácter universalista, como cualquier derecho humano.

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