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Los tiburones, al igual que sucede con la mayoría de los peces, son totalmente ectotérmicos y su temperatura corporal está regulada en gran medida por su entorno inmediato.

 

Esto puede suponer una dificultad fisiológica para los grandes peces depredadores, que deben mantener ciertas temperaturas corporales para mantener sus funciones, pero que se aventuran en aguas más frías y profundas para encontrar a sus presas.

 

Por ejemplo, la cornuda común (Sphyrna lewini), que ocupa aguas superficiales cálidas en regiones costeras templadas y tropicales, cada cierto tiempo se sumerge a unas profundidades que superan los 800 metros, donde la temperatura del agua puede ser de tan solo 4 grados centígrados, para cazar una presa.

 

Dado su falta de adaptación morfológica y vascular para conservar el calor corporal de forma activa, ha venido siendo un enigma cómo pueden mantener la temperatura adecuada estos tiburones durante las inmersiones profundas y gélidas.

 

Para explorar este misterio, Mark Royer, de la Universidad de Hawái en Manoa, y sus colegas desarrollaron biorregistradores remotos modernos, implantados internamente en tiburones adultos, que medían la temperatura del agua profunda y ambiental, los índices de actividad, los movimientos corporales y la temperatura interna del cuerpo.

 

Los autores del estudio descubrieron que los tiburones mantenían una temperatura corporal elevada (hasta 20 grados centígrados por encima de la temperatura ambiente) durante el tramo más profundo de cada inmersión y empezaban a perder rápidamente el calor solo al volver a la superficie.

 

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Tiburones martillo frente a la costa de la Gran Isla de Hawái. (Foto: Cory Fults)

 

Royer y sus colegas han llegado a la conclusión de que los tiburones mantienen su calor corporal con efectividad “aguantando la respiración” mientras se sumergen.

 

Al cerrar bien la boca o las aberturas branquiales para reducir el flujo de agua fría por las branquias, los tiburones pueden minimizar la pérdida de calor corporal si “respiran” agua fría. La rápida pérdida de calor corporal durante su ascensión a aguas más templadas refleja la reapertura de las aberturas branquiales y la transferencia de calor por convección. Los autores señalan que se necesita una mayor investigación para confirmar esa estrategia de termorregulación.

 

El estudio se titula «Breath holding» as a thermoregulation strategy in the scalloped hammerhead”. Y se ha publicado en la revista académica Science. (Fuente: AAAS)

 

 

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