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Unos científicos han investigado la capacidad de las aves acuáticas para ayudar a la dispersión invertebrados entre diferentes hábitats.

 

El estudio ha tenido lugar en siete enclaves de Andalucía, España, con distintos grados de intervención humana. Entre ellos figuran los arrozales de Doñana, las salinas de Cetina en Cádiz y Punta Entina en Almería, la reserva natural de Laguna Fuente de Piedra en Málaga y varios vertederos situados en Huelva, Sevilla y Córdoba.

 

La investigación es obra de un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España.

 

Los resultados del estudio han evidenciado la capacidad de las aves acuáticas para dispersar distintas especies de invertebrados, algunas de ellas exóticas, a través de un proceso conocido como endozoocoria, es decir, cuando el animal los ingesta y los excreta o regurgita en otro lugar. La gran movilidad de las gaviotas y cigüeñas hace que este hecho sea bastante importante ya que podrían estar ayudando a la dispersión de estos invertebrados entre diferentes hábitats e introducirlos en reservas naturales.

 

«Desde los tiempos de Darwin, se ha demostrado la eficacia de las aves acuáticas en el transporte de invertebrados, incluyendo organismos como caracoles acuáticos o zooplancton. Sin embargo, estos estudios se habían concentrado en especies nativas y, hoy en día las aves también pueden transportar especies invasoras», explica el investigador Víctor Martín-Vélez, coautor del estudio. En esta ocasión, el equipo científico ha estudiado los invertebrados dispersados por endozoocoria a través de la gaviota sombría (Larus fuscus), especie que inverna en España pero nidifica en el norte de Europa. El estudio se ha desarrollado en siete lugares diferentes de Andalucía con distintos grados de intervención humana, entre los que se encuentran los arrozales de Doñana, las salinas de Cetina en Cádiz y Punta Entina en Almería, la reserva natural de Laguna Fuente de Piedra en Málaga y varios vertederos situados en Huelva, Sevilla y Córdoba, frecuentemente visitados por estas gaviotas. En los arrozales también compararon la capacidad de dispersión de las gaviotas con la de la cigüeña blanca, una especie oportunista que se alimenta de la misma manera pero que tiene mayor tamaño.

 

El análisis de excrementos y de compuestos regurgitados por las aves reveló, sobre todo, caracoles y otros invertebrados más pequeños como briozoos, cladócteros y otros branquiópodos (pequeños crustáceos). Especialmente diversos y abundantes fueron los que se hallaron en gaviotas de los arrozales de Doñana, donde se constató una gran presencia de la especie exótica de caracol Physella acuta. «Uno de estos individuos incluso seguía vivo tres semanas después de haber sido recogido en el campo, lo que sugiere que muchos otros caracoles podrían haber estado vivos cuando se recogieron las muestras», comenta Víctor Martín Vélez. «Es necesario, por tanto, seguir trabajando en esta línea para evaluar realmente la importancia de estas aves como vectores de la dispersión de este caracol». También confirmaron la presencia de especies de cladocero Macrothrix rosea como viable en los arrozales y la especie exótica Artemia franciscana en la salina de Cetina en Cádiz. Esta especie americana está eliminando a las especies nativas de Artemia de las salinas andaluzas.

 

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El estudio se ha hecho en siete lugares de Andalucía con distintos grados de intervención humana. (Foto: Estación Biológica Doñana / CSIC)

 

En definitiva, este estudio confirma que, debido a la gran movilidad de las gaviotas y las cigüeñas, los invertebrados se pueden estar dispersando entre diferentes hábitats, tanto naturales como artificiales. «Hemos evidenciado, por ejemplo, la capacidad de las gaviotas de llevar especies exóticas desde los arrozales donde abundan hacia la Reserva Natural de la Laguna de Fuente de Piedra, en la provincia de Málaga, lo que podría ser una amenaza para las especies nativas en los humedales naturales», explica el investigador Andy Green. El equipo ha detectado que las gaviotas, además de introducir especies exóticas en otros enclaves, son capaces de trasladar especies nativas de invertebrados hacia nuevos ambientes creados por la población humana, como por ejemplo los vertederos.

 

En el caso de las especies exóticas e invasoras como Physella acuta y Artemia franciscana, estas aves pueden ser un vector de dispersión y expansión en su distribución. «En un contexto de cambio global, el hecho de que estas aves estén explotando ambientes artificiales como fuentes de alimentación y utilicen ambientes acuáticos naturales como dormidero, puede suponer una mayor presión para estos ambientes acuáticos, no solo por la llegada de especies invasoras, sino también otros agentes contaminantes derivados de la actividad humana», concluye la investigadora Marta Sánchez.

 

Esta investigación abre nuevas preguntas sobre la capacidad de dispersión de las aves respecto a los invertebrados. Por ejemplo, se necesita investigar más sobre su papel en la dispersión de moluscos y se necesitan realizar estudios genéticos para entender mejor si los huevos de invertebrados dispersados por las aves sobreviven en su destino o hasta qué punto estas participan en el intercambio genético entre poblaciones de invertebrados en diferentes humedales.

 

El estudio se titula “Dispersal of aquatic invertebrates by lesser black-backed gulls and white storks within and between inland habitats”. Y se ha publicado en la revista académica Aquatic Sciences. (Fuente: Estación Biológica Doñana / CSIC)

 

 

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