[ad_1]

Herminio, el pasado sábado durante la última visita guiada a la muestra. | D. O.

Herminio, el pasado sábado durante la última visita guiada a la muestra. | D. O.

Se trataba de democratizar el arte, de «derribar las barreras entre quienes saben y quienes no saben supuestamente de arte, permitiendo que cada persona viva su propia experiencia en este espacio cargado de memoria y dignidad», en palabras de Juan Ponte, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Mieres. Y para ello, para derribar barreras, físicas y mentales, nada mejor que Herminio, el escultor de lo imposible. Su instalación «Voladuras controladas» en la sala de compresores del Pozu Santa Bárbara, en Turón, ha superado todas las expectativas. De mano, se tuvo que prolongar en dos ocasiones ante la demanda del público. Ahora, clausurada el pasado domingo, se hace recuento. Por la instalación han pasado más de 3.100 personas, lo que supone todo un récord, teniendo en cuenta que es la segunda muestra en este espacio y que el Pozo Santa Bárbara no está ni mucho menos en una de las ciudades más visitadas de Asturias como podrían ser Oviedo, Gijón o Avilés.

Las piezas de Herminio se fundieron con el histórico espacio minero, el Pozu Santa Bárbara, primer pozo minero declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en España, convertido ya en referente tanto desde el punto de vista de recuperación del patrimonio, como desde el ámbito artístico. Arte y patrimonio dándose la mano. No es una frase hecha, es lo que explicó el propio Herminio el pasado sábado durante la última visita guiada a la muestra. «Es un espacio maravilloso», afirmó, y por ello creó «una obra que está en tensión, en equilibrio, que es lo que yo creo que es la mina».

Herminio celebró la gran afluencia de público a la muestra pero en especial «la oportunidad de haber conocido este espacio y a la gente de la Cuenca, que es muy auténtica».

[ad_2]

Source link