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Kathleen Kennedy ha producido más de 60 películas a lo largo de 40 años de carrera. Ha sido nominada al Oscar en ocho ocasiones y las películas que ha producido han defendido más de 120 candidaturas al mismo premio. Tiene toda una galaxia a sus pies: la que George Lucas le confió en 2012, cuando Kennedy se puso al frente de Lucasfilm, ahora propiedad de Disney. Este somero perfil evidencia que Kathleen Kennedy es una de las mujeres más poderosas de Hollywood.

Ahora, ella también es el motor de la “plataforma perfecta” en la que está trabajando: una comisión a la que ha invitado a estudios, sindicatos, agentes y artistas para cambiar la cultura dominante en Hollywood y que defiende una política de “tolerancia cero” con los comportamientos abusivos. A Kennedy no le gusta hablar sobre cómo una mujer triunfa en una industria de hombres. Entre otras cosas porque ella siempre ha estado rodeada de algunos de los nombres más poderosos de Hollywood —de Spielberg a George Lucas pasando por su propio marido, Frank Marshall—. Nunca se ha visto eclipsada por ellos. Sabe, como declaró a Vanity Fair, que precisamente su poder la empodera: “No me gusta estar delante de la cámara pero si puedo servir de ejemplo a las mujeres para saber lo que pueden llegar a ser, estoy dispuesta a lo que haga falta”. Esta idea es su declaración de principios para liderar esa plataforma en defensa de la mujer.

A pesar de todo su poderío, Kennedy adora la discreción. Le gusta pasar despercibida para poder escuchar los comentarios de los espectadores sin que estos sepan que les oye la mujer que está detrás de películas como E.T., Indiana Jones, Parque Jurásico, El sexto sentido, La lista de Schindler o Lincoln. Su anhelo se vuelve aún más difícil ahora que ha relanzado una de las sagas más populares de Hollywood: la de Star Wars, tanto las películas canónicas como todos sus spin off (la última que se va a estrenar es Solo: Una historia de Star Wars).

Kathleen Kennedy y su marido Frank Marshall en Londres el pasado mes de diciembre.
Kathleen Kennedy y su marido Frank Marshall en Londres el pasado mes de diciembre.

Tiene poder, lo sabe y lo ejerce, pero ni pierde la sonrisa ni titubea al reconocer que cuando Steven Spielberg le dijo que ya estaba preparada para producir su primera película, E.T., ella se sintió superada. “Era una niña”, afirma cuando rememora los 29 años que tenía. La misma sensación le invadió cuando George Lucas le ofreció las riendas de Lucasfilm. Aceptó porque sabía lo mucho que significaba para ambos la continuidad de esta galaxia cinematográfica. Pero si habla desde el corazón, asegura que ella se siente más productora que ejecutiva. Y que su trabajo le ha resultado especialmente satisfactorio enredada en proyectos más personales como Persépolis o La escafandra y la mariposa.

Ahora Kennedy también tiene su particular proyecto personal en una galaxia muy, muy lejana: buscar una mujer para dirigir la próxima entrega de Star Wars. Los rumores que señalaban a la directora de fotografía Reed Morano se quedaron solo en una comida entre Morano y la jefaza de Lucasfilm. No pasa nada. Kennedy sabe que lo conseguirá.

Tolerancia cero contra los abusos

Kathleen Kennedy, miembro de la junta de gobernadores de la Academia de Cine de Estados Unidos, es una de las personas de la industria que más activamente está trabajando, en colaboración con otras organizaciones y sindicatos, para asentar las bases de una comisión para prevenir futuros abusos. “Ha llegado el momento de ponerse serios”, ha declarado. “Los predadores se darán cuenta de que no pueden seguir escudándose en su poder, su fama o su dinero”, dijo pocos días después de conocerse el caso Weinstein.

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