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Basilea,
Isa Genzken no necesita presentaciones entre los conocedores del arte alemán de las últimas décadas; la escultura ha sido su principal medio de trabajo, pero también se ha servido del vídeo, la fotografía, las instalaciones y el collage a la hora de hacer dialogar aquella disciplina con la arquitectura, diluyendo distancias o acentuando tensiones. Muy a menudo ha investigado las nociones de composición y escala aplicadas a presentaciones en espacios expositivos convencionales, pero el urbanismo contemporáneo de nuestras ciudades ha sido otro de sus grandes intereses: ha analizado nuestra interacción con el mismo, extrapolando a ese ámbito sus investigaciones sobre el objeto, que entiende envuelto por su entorno como el individuo por la urbe.
A mediados de los setenta, Genzken, nacida en 1948 en Bad Oldesloe, se dio a conocer a partir de series como Ellipsoide e Hiperboloids, compuestas por cuerpos de madera pintada que sugerían equilibrio y vulnerabilidad al mismo tiempo. En la década siguiente experimentaría con las posibilidades de maleabilidad del yeso o el cemento, analizando a fondo las cualidades de esos materiales y también las opciones de su uso en espacios públicos, tanto en estructuras abstractas como en piezas figurativas cuya escala podía distorsionar.
Kunstmuseum Basel abre, el próximo sábado, una muestra dedicada a su etapa temprana y menos conocida: a la producción que desarrolló entre principios de los setenta y comienzos de los ochenta. Nunca hasta ahora ese periodo de su trayectoria había sido objeto de una exposición institucional.
Trabajos en madera, hormigón, acrílico, vidrio, metal, telas y papel, conjugados frecuentemente con objetos cotidianos de su ámbito doméstico y personal, forman parte de una exhibición que anticipa la apertura posterior de su obra a las cualidades experienciales de la arquitectura urbana, a los nexos de esta con los estilos de vida contemporáneos y a la influencia de la música, una de sus fuentes esenciales de inspiración.
Fue, como decíamos, en los setenta cuando Genzken creó las singularísimas piezas de los conjuntos Ellipsoide e Hiperboloids, basadas, como apuntan sus títulos, en cálculos matemáticos que liberan su estética, sutil, del peso de la subjetividad; trabajos de ambas series ocupan el centro de esta exhibición suiza. Un segundo plano en protagonismo se concede a sus dibujos primeros, algunos realizados en grandes formatos, y a sus impresiones a ordenador sobre papel continuo, que conectan también con lo algorítmico sin perder valor artístico per se y que cuentan con implicaciones conceptuales.
Completan el recorrido de este proyecto de Kunstmuseum Basel dibujos que vertebran extensas series donde trazó patrones de líneas en los que sondeaba formas horizontales elegantemente curvadas, que después traduciría en esculturas. Será fácil advertir el peso en estos desarrollos de enfoques justamente conceptuales y del postminimalismo, sobre todo a la luz de la contemplación de las colecciones de este centro, ricos en creaciones minimalistas; en su primera etapa, atendió Genzken a las corrientes más avanzadas del momento.
Podrá contemplarse también la serie de 120 gouaches The Form Derives from the Fact That Each of the Five Colors Touches Every Other Color (1973); uno de sus primeros filmes, Two Women in Combat (1974), parte de la serie fotográfica Hi-Fi (1979) y esculturas como World Receiver (1982) y Rhine Bridge (1983).
En total son cerca de sesenta las obras reunidas en Kunstmuseum Basel y una treintena sus prestadores internacionales, entre ellos tanto museos como colecciones privadas. Muchas de estas piezas nunca antes habían sido expuestas al público.
“Isa Genzken. Works from 1973 to 1983”
St. Alban-Graben, 8
Basilea
Del 5 de septiembre de 2020 al 24 de enero de 2021
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