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¿Qué pasa si tomamos un lácteo y nos sienta mal, aunque no tengamos ninguna alergia o intolerancia diagnosticada al respecto? ¿Por qué algunas personas se sienten mucho mejor al consumir ciertos alimentos, simplemente por la buena prensa que tienen? Para responder a estas dos preguntas, es imprescindible entender qué son los efectos placebo y nocebo.

Los efectos placebo y nocebo

Hablamos de efecto placebo cuando las expectativas positivas que tenemos ante el consumo de algo (un medicamento, por ejemplo) influyen en cómo nos sentimos después de haberlo ingerido. Lejos de ser únicamente una sensación, algunas personas pueden experimentar una verdadera mejora, e incluso ver modificadas sus analíticas, como resultado del efecto placebo producido por dicho producto.

El efecto nocebo es el fenómeno contrario. Este aparece cuando las expectativas negativas sobre el consumo de algo acaban provocando una sensación real de malestar en las personas que lo han ingerido. En medicina, es común que algunos pacientes experimenten efectos secundarios vinculados a un medicamento cuando creen que lo han consumido, aunque lo que hayan tomado sea una sustancia neutra.

Estos dos efectos se incorporan en los estudios médicos, ya que es imprescindible tenerlos en cuenta para comprobar la verdadera efectividad de los medicamentos.

Pastillas
Foto: Istock

Los efectos placebo y nocebo se incluyen en los estudios médicos para comprobar la efectividad de los medicamentos.

Cómo influyen en la alimentación

En la alimentación pasa exactamente lo mismo: la percepción que tenemos sobre determinado producto o comida puede influir directamente en cómo nos sentimos después de haberlo tomado. En The American Journal of Clinical Nutrition publicaron un interesante estudio sobre el efecto placebo y nocebo en pacientes con dispepsia que sirve como ejemplo.

La dispepsia es un trastorno digestivo relacionado con la comida en el que la ingesta de grasas saturadas potencia ciertos problemas en los pacientes que lo sufren como, por ejemplo, dolor abdominal, pesadez o hinchazón.

La percepción previa al consumo de los alimentos es determinante.

En el estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition los científicos explican cómo, durante su investigación, dieron a pacientes de dispepsia yogures con alto y bajo contenido en grasa, pero cambiando el etiquetado en la mitad de los yogures. Los resultados demostraron que los pacientes que consumieron yogures etiquetados como “altos en grasa” sufrieron mayores síntomas negativos, independientemente de si el contenido era alto en grasa o no.

Otro caso interesante es el de la intolerancia a la lactosa. En un estudio comprobaron que los pacientes intolerantes pueden experimentar los síntomas típicos de su intolerancia al ingerir un placebo con un aspecto similar al de la lactosa. De esta manera confirmaron que la percepción previa al consumo es determinante.

Yogurt
Foto: Istock

Algunos pacientes intolerantes a la lactosa experimentan efecto nocebo.

Placebo en el consumo de trigo y cereales

Yéndonos al lado opuesto, podemos observar el efecto placebo en las personas que sustituyen en consumo de ciertos productos a base de trigo por otros cereales con gluten o por trigos más antiguos, como la espelta o el centeno. La buena prensa de estos cereales y trigos puede hacer que les sienten mucho mejor unos alimentos a otros, pese a que no haya una gran diferencia a nivel nutricional.

Dado el peso que pueden llegar a tener los efectos placebo y nocebo, es imprescindible tenerlos en cuenta tanto para el diagnóstico de ciertas alergias y enfermedades relacionadas con la alimentación como para mantener unos hábitos de consumo saludables. De ahí que sea tan importante basar nuestras expectativas sobre los alimentos en información proporcionada por publicaciones o instituciones de valía y no dejarnos llevar por rumores o fake news.

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