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El centro contaba con 23 niños y niñas matriculados de entre 3 y 12 años
El 70 % de las familias lo han perdido todo
«Somos una familia, padres profesores y alumnos, y ahora nos van a separar», dice Ángeles Pérez, directora del CEIP Los Campitos, muy cerca de Todoque. La lava ha arrasado el colegio. El centro contaba con 23 niños y niñas matriculados de entre 3 y 12 años. «Confiábamos en que la lava no llegara al colegio ya que, en principio, no se encontraba en la zona de riesgo. Pero no ha sido así. La verja y los muros están arrasado por la lava y no sabemos con certeza como está el interior porque nadie ha podido acercarse lo suficiente, aunque entendemos que estará destrozado».
«Acabo de estar reunida con los padres de los alumnos, todos nos damos ánimos, pero la mayoría de ellos lo ha perdido todo. Sus casas, sus cultivos, su vida y ahora tendrán que volver a empezar pero probablemente no sea en el mismo sitio», cuenta la directora que va a intentar por todos los medios que puedan seguir todos juntos lo que queda de curso.
«Queremos seguir todos unidos»
«Nuestro deseo es poder terminar el curso juntos, los 23 alumnos y las dos profesoras que somos pero no creo que sea posible y eso nos destroza. Dadas las circunstancias cada uno estará ubicado el un sitio y tendremos que separamos», explica.
Más del 70 % de las familias han perdido la casa, los cultivos y con ello su modo de vida. Ahora habrá que esperar a ver que decide el Gobierno canario y si les pueden reubicar en otros centros educativos. Con mucha probabilidad las Instituciones educativas, que han estado en todo mementos es contacto con la directora, harán una reunión la próxima semana para buscar, de manera urgente una solución para estos niños. «Necesitan cuanto antes volver a la rutina, volver a verse a aprender, bastante hemos tendio con la covid-19 y ahora esto».
Este colegio es una escuela unitaria que comparte profesores especialistas con otros seis centros. De estos, otros tres también están afectados. «No porque la lava los haya destrozados sino porque es imposible acceder a las carreteras que dan acceso a los centros escolares».
«Lo material es cierto que no importa pero el hecho de reunirnos a diario como una familia eso es lo que realmente hemos perdido lo que nos llega al corazón», explica Pérez.
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