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En un paseo por la playa de Matalascañas en plena ronda de vigilancia, dos biólogas del Parque Nacional de Doñana hicieron un descubrimiento que, de no haber sido por los intensos temporales del invierno y la acción de las mareas, habría seguido oculto. Era 4 de junio de 2020 y España comenzaba las fases de desescalada tras el confinamiento cuando Dolores Cobo y Ana Mateos se toparon con las huellas neandertales más antiguas del Pleistoceno superior en la playa situada frente al acantilado del Asperillo, unos dos kilómetros al noroeste de la Torre de la Higuera de Matalascañas.

En este yacimiento se encontraron numerosas icnitas de grandes vertebrados (ciervos, jabalíes, cánidos…), pero lo que realmente llamó la atención del equipo de investigadores de la Universidad de Huelva que acudió para su estudio fue la presencia de huellas homínidas. Tras meses de análisis, se acaban de publicar los resultados del estudio en la revista Nature Scientific Reports, donde además de estudiar la forma de los pies de estos antiguos homínidos, también han podido establecer las características biológicas y sociales de este grupo que pisó la playa de Matalascañas hace milenios.

El equipo liderado por el Catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva, Eduardo Mayoral, ha podido identificar con seguridad un total de 87 huellas neandertales (Homo neanderthalensis) que según los primeros análisis datan de hace 106.000 años, lo que las convierte en las más antiguas del mundo del Pleistoceno superior (período comprendido entre hace 129.000 y 11.700 años). También son las primeras huellas de homínidos neandertales localizadas en la Península Ibérica y, aunque todavía faltan datos por conocer acerca de la verdadera edad de las pisadas, se estima que son incluso más antiguas, pues los registros con los que se cuentan únicamente datan la edad de la duna que las recubre.

Las 87 huellas identificadas datan de hace 106.000 años, por lo que son las más antiguas del mundo del Pleistoceno superior

«Hay huellas del Pleistoceno medio en dos yacimientos que son más antiguas que éstas. Las más antiguas del Pleistoceno superior hasta el momento eran las de Le Rozel, en Francia, que son al menos 26 mil años más modernas que éstas. En España no había nada parecido hasta ahora. La única huella de la península Ibérica es una huella dudosa que apareció en una cueva de Gibraltar y que está datada en unos 29 mil años, aunque se supone que en esa época ya no había neandertales», afirma Juan Antonio Morales, Catedrático de Estratigrafía de la Universidad de Huelva y coautor del estudio.

Una radiografía del grupo

Las huellas se encontraron en la playa, bajo un acantilado de materiales sueltos. Un temporal erosionó la arena de la playa y las dejó al descubierto, pero tanto su estudio como su conservación se enfrentan a grandes dificultades puesto que permanecen cubiertas de arena la mayor parte del tiempo y la acción de las mareas complica los trabajos en la playa. Sin embargo, ya se llevaron a cabo los pertinentes levantamientos digitales para su estudio.

Levantamiento digital de una de las huellas encontradas en la playa de Matalascañas.

Levantamiento digital de una de las huellas encontradas en la playa de Matalascañas.


Foto: Luis A. Morales

La localización de las huellas revela muchas curiosidades sobre el grupo, que dejó su rastro congelado en el tiempo. Normalmente, las evidencias neandertales han estado asociadas a las cuevas y a lugares protegidos, pero en raras ocasiones se han encontrado restos en lugares abiertos como esta playa. «Los sedimentos nos aportan los datos de las características ambientales de lugar: se trataba de una laguna localizada entre dunas al estar en nivel freático en una posición elevada. Sería un ambiente muy similar a los Lençóis Maranhenses del noroeste de Brasil», apunta Juan Antonio Morales.

La presencia de un gran número de icnitas de otros mamíferos sugiere que pudo ser una zona recurrente de caza y pesca para el grupo de neandertales, que incluso pudieron vivir allí. También se ha estimado la altura correspondiente a 31 de las pisadas: 9 pertenecerían a adultos, 15 a adolescentes y 7 a niños, por lo que la presencia de niños y mujeres indica que la laguna en aquellas dunas pudo servir como patio de recreo a los más jóvenes del grupo, mientras que la abundancia de mamíferos y la cercanía a la costa lo convertía en un lugar de paso muy utilizado.

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