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XVII

Las alambradas no son razones. En sus puntas, la sangre de lo lejos. El miedo su excusa. Anoto, mirar para otro lado. Nadie me quitará lo mío, cómplice de sus nadas. Anoto, no cabemos todos aquí, que caven allí su propia miseria y no la traigan. Anoto, mirar para otro lado, no donde las bombas, no donde los mares carnívoros, no donde los basurales humanos. No es mi mundo, aunque yo también cavé y cavé su fosa. Anoto, mirar para otro lado, no donde la playa los cuerpos sin alma.

Las alambradas me defienden de sus razones, anoto y corrijo. Tacho egoísmo, tacho insolidario, tacho injusticia, tacho hambre. No es ese mi vocabulario, solo defiendo lo mío. No soy culpable ni cómplice. Anoto, recuerda que vienen a por lo tuyo. No les dejes entrar. No les dejes entrar. Anoto, es mi deber de patriota. Todos son radicales yihadistas que vienen a por mí. Anoto, aumentar presupuesto para el ejército y los cuerpos de seguridad. Anoto, construir muros más altos, alambradas más afiladas. Anoto mis razones son fruto del miedo interesadamente inculcado. Anoto, tachar esto último, y aplaudir la creación de campos de retención clasificación expulsión exterminación. Anoto, mirar definitivamente para otro lado.

Anotación final, su hambre no me concierne.

(Ramón Campos)



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