¿Quieres saber cuál es la combinación ganadora? Agua, hielo y sal. Sí, has leído correctamente. Para este método, necesitarás algo más que solo hielo. La sal es el ingrediente secreto que, junto con el agua y el hielo, creará una mezcla capaz de reducir drásticamente la temperatura de tu vino en tiempo récord. Este método es ideal para situaciones en las que el tiempo es esencial y necesitas una solución rápida. Sin embargo, es bueno recordar que la mejor manera de disfrutar de un vino es permitiendo que alcance su temperatura ideal gradualmente en una nevera. Pero para aquellos momentos de apuro, este truco es inigualable.
Pasos a seguir:
1. Selecciona un recipiente adecuado. Puede ser una cubeta, un recipiente grande o incluso un fregadero limpio. Lo importante es que quepa la botella de vino y la mezcla que prepararás.
2. Llena el recipiente hasta la mitad con cubitos de hielo.
3. Vierte agua hasta que cubra aproximadamente tres cuartos de la botella que deseas enfriar.
4. A continuación espolvorea generosamente sal sobre la mezcla. La función de este producto es alterar el punto de congelación del agua, permitiendo que la mezcla alcance temperaturas por debajo de los 0°C sin llegar a congelarse. Este proceso acelera la transferencia de calor, enfriando el vino mucho más rápidamente de lo que lo haría el hielo por sí solo.
5. Sumerge la botella de vino en la mezcla y agítala suavemente para asegurarte de que está en contacto con la mezcla fría. Después de un minuto, tu vino estará a la temperatura perfecta para servir.