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Después de casi dos décadas de proceso, los estados miembros de la ONU han llegado a un acuerdo para proteger la alta mar, es decir, todas las partes del mar no incluidas en la zona económica exclusiva, aguas interiores de un Estado, ni en las aguas archipelágicas de un Estado archipelágico. 

El acuerdo histórico tuvo lugar el sábado por la noche en Nueva York, tras agotadoras conversaciones de 24 horas. Aunque la fecha límite oficial para las conversaciones había llegado un día antes, la presidenta de la conferencia, Rena Lee de Singapur, anunció en la sala 2 de la sede de la ONU en Nueva York que se había llegado a un acuerdo en el tratado. 

El llamado Tratado Global de los Océanos es esencial para cumplir el compromiso 30×30 que los países hicieron en la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad, en diciembre, que busca proteger un tercio del mar (y la tierra) para 2030. Sin un tratado, este objetivo estaría destinado al fracaso, ya que no había un mecanismo legal para establecer Áreas Marinas Protegidas (AMP) en alta mar.

El tratado cubrirá casi dos tercios del océano que se encuentra fuera de las fronteras nacionales, y proporcionará un marco legal para establecer amplias áreas marinas protegidas y así proteger la vida silvestre y compartir los recursos genéticos. Además, establecerá una Conferencia de las Partes (COP), la Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se reunirá periódicamente y permitirá que los estados miembros rindan cuentas sobre temas como la gobernanza y la biodiversidad.

 

El nuevo tratado cubrirá la protección de casi dos tercios del océano que se encuentra fuera de las fronteras nacionales.

 

La importancia de los ecosistemas oceánicos

Los ecosistemas oceánicos son responsables de producir la mitad del oxígeno que respiramos y representan el 95% de la biosfera del planeta. Además, son el sumidero de carbono más grande del mundo, ya que absorben dióxido de carbono. 

A pesar de esto, hasta ahora, las reglas fragmentadas y poco aplicadas que rigen la alta mar han dejado esta área más vulnerable a la explotación que las aguas costeras.

Margen de mejora: los recursos genéticos

Pero si bien este acuerdo entre 193 naciones ha sido un gran logro, los conservacionistas dicen que se ha dejado un margen significativo para la mejora. 

En particular, los países acordaron que los organismos existentes que ya son responsables de regular actividades como la pesca, el transporte marítimo y la minería en aguas profundas podrían continuar haciéndolo sin tener que realizar evaluaciones de impacto ambiental establecidas por el tratado.

Uno de los principales temas que dividieron a las naciones desarrolladas y las naciones en desarrollo fue cómo compartir de manera justa los recursos genéticos marinos (MGR). Los MGR incluyen el material genético de esponjas marinas de aguas profundas, krill, corales, algas y bacterias, que atraen cada vez más la atención científica y comercial debido a su uso potencial en medicamentos y cosméticos.

Además, la creación de áreas marinas protegidas y el modelo de estudios de impacto ambiental de las actividades previstas en alta mar también generaron conflictos.

Con todo, en un intento por generar confianza entre países ricos y pobres, la Unión Europea se comprometió a proporcionar 40 millones de euros  para facilitar la ratificación del tratado y su pronta implementación. Naturalmente, aún quedará margen de mejora, pero será un gran paso hacia adelante en la protección y conservación de un planeta que es agua en más de un 70%.

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