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Tas una jornada caótica, con las emociones desbordadas, los restos de Diego Armando Maradona, fallecido este miércoles a los 60 años, descansan ya en el cementerio privado de Jardín de Bella Vista, donde ha sido despedido en una ceremonia íntima.

Hasta allí han sido trasladados en un cortejo fúnebre, que al igual que el velatorio público previo, ha desatado la pasión de miles de argentinos que han querido despedir a su ídolo. 

Decenas motocicletas y coches han escoltado el coche fúnebre en el trayecto de 40 kilómetros que separan la Casa Rosada, donde el féretro ha sido despedido por miles de personas, hasta el camposanto. En la autopista 25 de Mayo, cientos de coches detenían su marcha y sus ocupantes se apeaban para vitorear a ‘El Pelusa’.

Maradona descansa ya en el mismo cementerio donde están enterrados sus padres, Diego Maradona, conocido como ‘Don Diego’, y su madre Dalma Salvadora Franco, ‘Doña Tota’, que fallecieron en 2015 y 2011 respectivamente. Un pequeño grupo de familiares y amigos, una veintena, han participado en la despedida final, que se ha celebrado bajo una carpa.

Entre ellos están su pareja Claudia Villafañe, sus dos hijas Dalma y Gianinna, así como la expareja del futbolista Verónica Ojeda. Jana Maradona y Guillermo Coppola.

La despedida pública a Maradona transcurría sin incidentes pero, con previsión de que la jornada terminara a las 16 horas, comenzaron los nervios. Miles de personas aún hacía colas de varios kilómetros para entrar al velatorio, situado en uno de los salones de Balcarce 50, y se produjeron entonces los primeros altercados.

La Policía comenzó a establecer cortes que aún tendrían tiempo de entrar y comenzó la disputa entre los aficionados y los cuerpos de seguridad en los alrededores de la Plaza de Mayo y zonas aledañas. Según informa TyC, la Policía ha cargado con balas de goma, tanque de agua y gases lacrimógenos. Una parte de la inmensa multitud ha respondido con el lanzamiento de piedras y botellas, en especial en la intersección de Avenida de Mayo con 9 de julio.

Por momentos se decidió que darían tres horas más al velatorio, hasta las 19 horas, pero la creciente situación de caos en las calles y a las puertas de la sede del Gobierno obligó a las autoridades a cerrar la Casa Rosada, con gente intentando colarse por las ventanas y otras puertas, y suspender el velatorio hasta nuevo aviso. Mientras los enfrentamientos continúan, se traza ya el plan de traslado del féretro al cementerio Jardín de Bella Vista.

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