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Los perros debidamente entrenados pueden oler pequeños cambios en la química corporal de una persona con epilepsia con quien convivan y avisarla de un ataque epiléptico inminente una hora o más antes de que se produzca. Inspirado por esta proeza de la naturaleza, un equipo de investigadores ha encontrado ahora la forma de replicar esta capacidad con la tecnología.

 

Los Laboratorios Nacionales de Sandía y la empresa Know Biological han desarrollado en Estados Unidos un sistema de sensores miniaturizado que puede detectar los gases específicos que libera la piel de las personas con epilepsia un rato antes de un ataque epiléptico.

 

En las pruebas realizadas, el nuevo dispositivo consiguió detectar los citados gases delatadores en una gasa pasada por la piel de un paciente 22 minutos antes del inicio de un ataque epiléptico.

 

Para las personas aquejadas por este trastorno, saber con antelación que van a sufrir un ataque epiléptico les da tiempo para tomar una medicación capaz de detener la mayoría de los ataques o, como mínimo, para ir a un lugar seguro y privado.

 

«Un amigo mío tiene epilepsia», confiesa Gary Arnold, CEO y fundador de Know Biological. «Me dice que sufrir un ataque es horrible, pero que no es lo peor de la epilepsia. Lo peor de la epilepsia es no saber nunca cuándo vas a tener un ataque. El impacto psicológico de esa incertidumbre es abrumador».

 

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Gary Arnold y sus colaboradores han creado un detector capaz de avisar con suficiente antelación a su usuario de que va a sufrir un ataque epiléptico. (Foto: Craig Fritz / Sandia National Laboratories)

 

El siguiente paso en esta línea de investigación y desarrollo es ajustar el prototipo de sensor para que aspire los gases directamente de la piel de una persona, en vez de hacerlo de un trozo de gasa que haya estado sobre su piel. Philip Miller, de los Laboratorios Nacionales de Sandía. No espera que esto vaya a ser un gran reto, pero es un paso importante antes de que el sistema pueda perfeccionarse y convertirse en un detector portátil similar a un reloj de pulsera y con capacidad para recoger muestras a lo largo del día.

 

Una vez se logre esto, el detector podrá salir del laboratorio y acompañar a todas partes a las personas con epilepsia. Arnold espera inscribir pronto a pacientes para probar en ellos las sucesivas mejoras en el detector, con la esperanza de tener dicho dispositivo en el mercado general a finales de 2024. (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

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