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El 21 de noviembre de 2022 dará comienzo el Mundial de Catar. Atípico por las fechas y por todo lo que se está hablando de la organización del mismo. Desde que se conoció que el país árabe sería la sede, las sombras de la sospecha se cernieron sobre él, pero también las denuncias sobre el trato a los trabajadores que llevan a cabo la construcción de los nuevos estadios. La nueva esclavitud lo llaman.
El proyecto de Catar es faraónico. Los países de Oriente Próximo se ven con recelo desde Occidente por la vulneración de los derechos y las libertades fundamentales. Varias de ellas han intentado limpiar su imagen y han utilizado la vía del deporte como fórmula para atraer visitantes y crear un aura de estabilidad y de modernidad.
Del otro lado se encuentran las múltiples denuncias sobre ellos y, por supuesto, sobre el Campeonato del Mundo de fútbol. La ONG Fundación para la Democracia Internacional ya vertió en 2018 un informe implacable: «Todo el planeta debe saber que el Mundial de fútbol de 2022 se jugará en estadios manchados con sangre«.
Desde entonces se han ido sucediendo las acusaciones públicas sobre este tema. Aunque si hay algo que preocupado a las ONGs y a la sociedad en general son las muertes que se han producido durante la construcción de los estadios en los que se jugará la Copa del Mundo y que han sido ocultadas por la organización para evitar el escándalo.
El número oculto de fallecidos
Una de las acusaciones más graves que arrastra la organización del Mundial de Catar es el número de muertos. En el mes de junio del año 2015, la Confederación Sindical Internacional reveló que a esas alturas ya se había perdido alrededor de 1.200 vidas en los proyectos relacionados con el torneo internacional más importante en el fútbol. Sin embargo, las cifras oficiales no tienen nada que ver.
Si de 2010 a 2015 el número de muertos, según diferentes organizaciones, apunta a que fueron más de mil, desde entonces hasta ahora este habría ido aumentando con el paso del tiempo. Pero los organizadores han sostenido hasta hace relativamente poco que no había ningún fallecido. Fue recientemente cuando elevaron la cifra hasta los 34 muertos.
Sistema Kafala
Para hablar del conocido como ‘Sistema Kafala’ hay que explicar primero qué es el mismo. Este es un sistema de explotación utilizado para monitozar trabajadores migrantes, principalmente dedicados a la industria de la construcción o tareas domésticas en países tales como Arabia Saudí, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Jordania, Kuwait u Omán.
Este ‘Sistema Kafala’ es una normativa que podría recordar al feudal y por el cual se concedía a los patrones la potestad de restringir los movimientos de sus trabajadores. Un sometimiento al que se vieron empujados los migrantes que llegaron hasta territorio catarí para trabajar en las obras de los estadios que entre noviembre y diciembre de 2022 acogerán el Mundial de fútbol.
Según cifras estimadas, hay más de dos millones de trabajadores migrantes en Catar, de ellos unos 30.000 estarían trabajando en proyectos referentes a la Copa del Mundo. De ellos un importante número procederían de Nepal y es el Gobierno nepalí el que cifró en 1.426 los ciudadanos muertos en suelo catarí desde 2010 a 2019. Números que ponen aún más en sospecha los oficiales.
El ‘Sistema Kafala’ fue abolido, pero en el inicio del proyecto mundialista estaba en vigor. A través de este, los trabajadores que acudieron a Catar en busca de un trabajo y un salario para su propio sustento y el de su familia se vieron engañados. Aquellos que dieron trabajo a los migrantes retuvieron después sus pasaportes para evitar la huida de sus fronteras.
Sin dinero, sin pasaporte y con condiciones lamentables han sido continuamente denunciados. Acusaciones que acabaron con este sistema teóricamente medieval, pero que no supusieron el final de las vejaciones y el maltrato hacia los trabajadores migrantes que dan forma al Mundial de Catar.
La nueva esclavitud
Pese a que el ‘Sistema Kafala’ no sigue estando en vigor, las condiciones de vida de los trabajadores continúan siendo paupérrimas. Los pobres son aún más pobres y la ausencia de ingresos pese a sus labores hace que no puedan ni volver a sus casas ni llamar a sus familiares para denunciar los malos tratos a los que se les está sometiendo, tal y como denuncian varias organizaciones.
Es ahí donde cabe hablar de este concepto de ‘esclavitud moderna’. El cambio que pudo suponer la abolición del sistema del medievo no se ha visto plasmado en el día a día. El pasado mes de marzo se acusó a los organizadores del Mundial que los trabajadores migrantes en el estadio Al Bayt (cerca de Doha) acumulaban siete meses sin percibir salario alguno.
La empresa de construcción Catar Meta Coats es la que está a cargo del proyecto del mencionado estadio. Según Amnistía Internacional, muchos hombres llevan sin cobrar nada desde el pasado mes de julio y se asegura que la mayoría no ha recibido salario de septiembre de 2019 a marzo de 2020. Los propios trabajadores llevaron a la citada empresa a los tribunales en enero, pero todavía no han encontrado una solución a su complicada situación.
Aquellos que no han aceptado ciertas condiciones esclavistas y han alzado la voz se encuentran ahora en riesgo: viviendo en Catar, pero sin permisos de residencia, estos permisos a sus vez se adquieren consiguiendo un trabajo y de pillarles sin él se enfrentan desde a multas hasta el ingreso en una cárcel.
[Más información – Al Thawadi pone fecha a los estadios de Catar: «Estarán listos en 2021»]
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